Sinopsi
«A sus tres años Isabel Coixet aprendió una lección: la pantalla y la vida son dos
mundos que colindan aunque no se comuniquen.
»De ese temprano aprendizaje proceden los textos comprendidos en Te escribo una
carta en mi cabeza. Porque podríamos decir que la niña crece, pero algo –o mucho–
queda de ella, siempre alerta, sentada en esa butaca que ya nunca abandonará y desde
ahí, todo oídos, los ojos bien abiertos, atraviesa la realidad de la mano de las cartas que
va escribiendo. Enamorarse del mundo tiene que ver con una renovada capacidad de
sentir asombro, y es ese estado de permanente curiosidad el que hilvana estos textos
en los que Coixet comparte su búsqueda de la singularidad –a veces llamada belleza– y
la encuentra en las cosas aparentemente más corrientes: una buena comida, los cafés
pendientes, su amor por las gafas, el vestido rosa de Greta Garbo, o la lluvia, que ya no
es como la de antes. Son, pues, estos textos
algo así como contraindicaciones, una
invitación a cambiar de opinión, alejándonos
de lo rotundo y del espejismo
de las seguridades». —Laura Ferrero
Reseñas:
«En sus textos sobre cultura, sociedad o
vida a secas, Isabel Coixet se abre al
mundo siempre como esa amiga
estupenda que descifra, puntualiza, se
apasiona, se asquea, grita de alegría o se
apaga del disgusto, dándonos clases
magistrales de humanidad. Su humor es
afilado, pero su mirada es piadosa;
incluso cuando patalea por algo está
salvando a alguien. Quien se haya
emocionado alguna vez con sus películas
—y aquí debería caber la humanidad
entera— disfrutará enormemente de sus
columnas»
—Alberto Moreno
«De lo único que podemos estar seguros
al navegar la filmografía de Isabel Coixet
o los textos comprendidos en Te escribo
una carta en mi cabeza es de que existe el
misterio y hacia él hay que caminar. Pero
no para entenderlo, solo para abrazarlo.»
—Laura Ferrero
«Objetos. Lugares. Conversaciones.
Sabores. Memorias. Gustos. Nombres.
Mujeres. Milagros. Mundos mejores.
Esquelas. Levedades. Nostalgias.
Fantasmas. Personajes. Y un cielo entero.
Y todas las nieblas que podamos abrazar.
Y un deseo cumplido: ‘Isabel, pon esto
por escrito...’»
—Bob Pop
«Sabios, agudos, emotivos, ocurrentes…
los textos de Isabel Coixet son un regalo»