Sinopsis
Dos amigos, un escritor y un pintor, hablan en un estudio-buhardilla repleto de cuadros y libros. Han vivido vidas paralelas en la isla donde nacieron, y aunque hay pocas cosas que no sepan el uno del otro, quedan aún ciertos interrogantes. De improviso, el escritor muestra al pintor, Ralf, un apunte al óleo que este le regaló mucho tiempo atrás: una siesta en un bosque. La pintura activa la memoria visual de ambos y toma caminos insospechados en los cuales se encuentran y a veces se separan. El narrador de La imagen cautiva rememora aquella conversación desde un lugar de Corea del Sur como si revelase fotografías mediante la palabra, haciendo aparecer tipos y paisajes de un extremo a otro del mundo. Escribe sobre Ralf y su personalidad variopinta, sobre un escritor australiano que inventa carreras de caballos en un garaje, sobre aquel húngaro que vivió varias vidas, sobre el genio del arte y la vida en la cuerda floja de la imaginación. El arte y la creación son los ejes de este diálogo entre dos artistas que se enfrentan a la obra desde distintas actitudes vitales pero que tal vez coincidan en que "como pasa en los libros de Musil o de Gerald, el escritor australiano, y con cualquier obra de arte interesante, es mejor no entender todo lo que escriben o lo que muestran, o lo que dicen". Sólo el lector de La imagen cautiva puede desentrañar aquello que se esconde en los pliegos de esa imagen antes de que se refleje en el espejo de las palabras.