Sinopsis
“No me gustan los vencedores, los triunfantes, sino más bien los derrotados, y creo que es tarea del artista pintar a esos personajes que se resistieron a las tendencias de su época y que cayeron víctimas de sus convicciones”. Stefan Zweig Me he pasado tanto tiempo con este proyecto abierto que todos me preguntan por usted, señor Zweig. Y todo el mundo sigue preguntando con curiosidad: ¿Por qué se suicidó el famoso escritor? ¿Por qué se suicidó también su mujer? Stefan Zweig no se suicidó solo por el nazismo y su apocalipsis, también lo hizo porque perdió su identidad como autor. Al tener que huir y perder sus marcos de referencia y su lengua materna, el mundo de autor que lo sostenía se desmoronó. García Márquez escribía para que le quisieran, para obtener un suministro narcisista que sostuviera una personalidad deficitaria, en cambio, Beckett escribía para llegar al silencio. En La lucha contra el demonio, Stefan Zweig detecta que Schiller y Goethe pueden ir hasta la luz, traerla y, aparentemente, no quemarse. Los demás, incluido Stefan, no pueden regresar sin daños.
Stefan Zweig escapó de la vida que le tenían diseñada, de la empresa familiar, de la vida académica, de la paternidad, y se centró únicamente en ser escritor. Después de recuperarse de la Primera Guerra Mundial, Stefan Zweig no tuvo energías para volver a intentarlo cuando pasara la segunda. Además, pensaba que un hombre de sesenta años ya estaba acabado. Su visión melancólica de la realidad se adueñó de él y de su pareja y no pudo seguir contando desde Brasil nuestra historia como si fuera otra de sus biografías.