Sinopsis
Durante la Edad Moderna el protagonismo femenino en la promoción de las Artes se incrementó notablemente en los reinos hispánicos. Se presentan aquí diversos ejemplos de ello, personificados en ciertas mujeres pertenecientes a las élites real y nobiliaria, en los que se muestran algunas variantes en el ejercicio de ese matronazgo, de acuerdo con las particulares circunstancias de cada una de estas damas. Sus actuaciones se manifestaron especialmente en dos grandes ámbitos artísticos: el arquitectónico, en su doble dimensión civil y religiosa, y el de las artes plásticas, en el que destacaron las obras vinculadas a las devociones particulares y familiares, así como los retratos de los miembros del linaje. Realizadas en diversos formatos, lenguajes y soportes, tales imágenes fueron fruto del acentuado interés por mantener una identidad familiar y del propósito de contribuir a su exaltación. El transcurso vital de estas mujeres, intramuros durante gran parte de su tiempo, les dotó de un ambiente que se consideró privilegiado en su época. Sus largas permanencias en esos espacios les permitieron intervenir hasta cierto punto en su configuración, de acuerdo con las diversas funciones palaciegas (estancias privadas, estrado, salas de aparato, capillas y oratorios, etc.) o conventuales, así como desarrollar una convivencia femenina en grados muy variables, en los que –pese a su distinguido status– no siempre estuvieron exentas del establecimiento de una jerarquización en la distribución espacial y de ciertas imposiciones masculinas.