Sinopse
El funcionario poeta. Elementos para una estética de la burocracia, estudia la burocracia como uno de los campos de batalla donde se juega nuestro porvenir. Detrás de todo funcionario poeta late la primitiva potencia anímica de liberarse del peso sofocante de archivos y ordenadores.¿Quién de nosotros no es un homo duplex? Desdoblarse siempre ha sido una forma de sortear la realidad amenazadora, una extraña forma de búsqueda de la verdad, una protección contra la muerte, el cautiverio o el poder que nos somete. Max Weber ya nos advirtió sobre la complejidad que pueden alcanzar los mecanismos de gestión y control en una sociedad burocratizada como la nuestra. Hoy día, los sistemas informáticos, la microelectrónica y la Red han dado lugar a una neoburocracia perfeccionada a la que cada vez nos resulta más difícil sustraernos.
El funcionario poeta es el arquetipo de ese impulso al desdoblamiento, esa especie particular de necesidad de búsqueda de sí mismo del hombre en tiempos especialmente complejos. Kafka, Pessoa o Kojève aún ejercen en nosotros un raro atractivo: su peculiar toma de conciencia de sí como funcionarios es como una aureola, un aliciente estético que trasciende su obra, y que ejemplifica la vocación de los que aún no han asumido la derrota de sus sueños creadores.