Sinopse
A punto de morir, agónico y debilitado, el propio Napoleón escribió sus últimas voluntades. El testamento propiamente dicho, sus varios codicilos y demás documentos adjuntos, que ahora se publican por primera vez en español en su integridad, son tremendamente prolijos en sus instrucciones y beneficiarios. En ellas, el Gran Corso dio puntillosa cuenta del reparto de todo su patrimonio, incluidas sus seis camisas o su humilde pijama. ujo de detalles Blas Matamoro en su ensayo introductorio, Napoleón pasó el tiempo de su cautiverio paseando, a pie o a caballo, leyendo tragedias francesas a su escueta compañía, o jugando partidas de naipes, billar o ajedrez con alguno de sus ayudantes, pequeñas distracciones para un viejo soldado aquejado de diversas y molestas dolencias. El conde Las Cases, oído atento, mantuvo largas conversaciones con el Emperador, fruto de las cuales nació el Memorial de Santa Elena.
A punto de morir, agónico y debilitado, el propio Napoleón