Sinopse
Este libro reúne buena parte de los escritos de Rafael Azcona que permanecían durmiendo en la paz de las hemerotecas. En muchos de ellos el lector podrá asomarse a las ideas fundacionales de las primeras producciones cinematográficas del genial guionista. Algunas de ellas vieron la luz —El pisito, El cochecito...—; las más —películas ideadas con Berlanga— quedaron truncadas por la acción de la censura.
Este volumen, que ha sido preparado por Santiago Aguilar, completa la recuperación de la obra publicada en revistas del guionista de Logroño, una recuperación que nos devuelve parte de aquella visión del mundo, de aquella creatividad esencial que los censores del régimen —con su torpeza y patética autoridad— intentaron destruir.
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Pero, ¿cómo? ¿Que todavía hay más textos perdidos de Azcona? Pues sí. O, por lo menos, casi casi. Y en Pepitas estamos por la labor de encontrarlos y reunirlos todos. Porque los artículos que componen esta antología yacían olvidados desde hace sesenta años en las páginas de diarios del Movimiento, revistas femeninas de Acción Católica y lujosas publicaciones de decoración.
Entre 1952 y 1959 Azcona mantuvo un ritmo de publicación semanal febril. Acercarnos a ese momento de su obra es asistir a la retirada del poeta y al nacimiento de un humorista, y también ver al herrero trabajando en caliente el material que le permitirá dar el salto de la comicidad absurda y un poco evanescente que fue seña de identidad de La Codorniz al humor acre y crítico que marcó sus colaboraciones cinematográficas con Marco Ferreri y Luis G. Berlanga.
Aquí encontrará el lector el germen de novelas como Los muertos no se tocan, nene o esbozos literarios de los paisajes familiares y exóticos que vieron nacer sus novelas y guiones, en un complemento indispensable a la trilogía Todo Azcona en “La Codorniz”, editado también por Pepitas.