Sinopse
Las mujeres blancas de clase media alta han sido
las únicas que han ocupado durante mucho tiempo
el lugar de «expertas» en feminismo. Han presidido
organizaciones feministas multinacionales
y han escrito gran parte de lo que consideramos
el canon feminista, propugnando la liberación y la
satisfacción sexual, la inclusión LGBTQ y la solidaridad
racial, todo mientras marcan el lenguaje
del movimiento mismo y la agenda de objetivos
a cumplir. Una feminista blanca es aquella que
se niega a aceptar el papel que la blanquitud y el
privilegio racial que lleva aparejado han desempeñado
y siguen desempeñando en la universalización
de las inquietudes y las convicciones de las
feministas blancas como las del feminismo en su
totalidad. Para ser una feminista blanca no tienes
por qué ser blanca. Es perfectamente posible ser
blanca y feminista y no ser una feminista blanca.
El término, en lugar de describir la identidad racial
de sus sujetos, describe, más bien, una serie de
supuestos y comportamientos que han sido integrados
en el feminismo dominante occidental.