Sinopse
Hasta muy recientemente, la convicción de la radical singularidad del ser humano era algo generalmente compartido. Sin embargo, hoy disciplinas como la genética y la inteligencia artificial parecen cuestionar esta certeza. Se sugiere así que el ser humano debería bajar de su podio, contemplarse como un contingente y tardío escalón en la historia evolutiva, que quizá se verá superado y reemplazado por entidades que un día se referirá a nosotros como nosotros nos referimos a especies hoy desaparecidas. En este iluminador ensayo, Gómez Pin desbroza la tesis reduccionista, con escrupuloso respeto de las disciplinas en las que ésta busca apoyo, y propone razones para reivindicar la excepcionalidad del animal humano, el peso de nuestra frágil y abisal inteligencia: una inteligencia surgida de la vida, pero capaz de ser testigo de la misma y proyectar la forja de entidades que podrían ser homologables a ella misma. Por su ansia de contar y su empeño en dar cuenta de las cosas, el humano importa, es decir, se alza como el ser que cuenta.